miércoles, 12 de noviembre de 2008

.Perfecta.



Si tuviera que escribir sobre un patrón repetitivo en los humanos, es el de perfección, aquel quizás arraigado en el mito de Adán y Eva donde el Padre esperaba que sus hijos resistieran ese árbol tan especial, en el medio del edén, al cual el señalo como prohibido. Su meta tener hijos íntegros de Padre tentador, ver cuanto resistíamos el árbol, algo perverso.

Conocemos el final de la historia, pero en medio se instaló a la mujer como quien tentada y tentando a Adán “fue la culpable” de la expulsión del edén.

Ahí dejamos de ser perfectas, pero arrastrando las “maldiciones biblicas” por haber dejado de serlo, por no ser la “hija predilecta perfecta”, miremos el mito más allá de las escrituras sagradas. Sería Dios tan elucubrador.

El pobre hombre, tentado por la curiosa mujer. El pobre hombre y la mujer, rompiendo ya el primer esquema paterno. Y que esquema!!!!! y que mito!!!! Y que costo…parirás con dolor….y más…

Si bien a ambos hijos se nos exige cumplir a rajatabla los deseos de mamá y papá, sino no seremos tan queridos o aceptados (esto no dicho en palabras, pero si en gestos) las mujeres cargamos con el estigma doble, somos costilla de un perfecto al que nosotras imperfectas tentamos y volvimos imperfectos. ¿Cómo remontamos esta historia?

Si miramos los cuentos famosos, siempre estamos buscando ser perfectas ya que no los somos en ninguno de ellos, por lo que aspiramos en cada historia ser perfectas nietas, perfectas princesas, perfectas madres “por suerte siempre hay un hombre perfecto para rescatarnos” . A la mujer se la marca como imperfecta para que no se olvide que debe ser perfecta, flor de paradoja, y así estamos. Tratando de remar mitos de purificación de nuestras imperfecciones plasmadas por una cultura basada en un amor condicionado y sexista.

El Amor conocido hasta ahora, ha sido el amor condicionado a lo “aceptable” por nuestra cultura, por lo que reforzamos el ego aceptable y gastamos mucha energía en tratar de agradar al “otro”. Ese esquema por supuesto se instaló en los primeros implantes emocionales que hemos tenido de nuestras figuras de crianza cercana, mamá, papá, abuelos, maestros, etc…

Por lo que crecemos como adultos buscando una perfección que era la anhelada por “esa persona” que dejo su huella emocional en mi cuerpo emocional. La distorsión se retroalimenta a si misma, buscamos durante años aprobación en figuras que como no son las originales, las que las moldearon, las figuras que les dieron origen, nos lleva a una búsqueda frenética de aprobación del otro. La pérdida de energía es inmensa, y la pérdida de mi misma mayor, a medida que más tiempo permanezco desconectado de mi deseo, mas me pierdo dentro de mí más tropiezo conmigo misma, mas rápido me derrumbo y así sobrevienen los distintos cuadros de tristeza conocidos, ansiedad, angustia, es decir, de miedo escondido. Si abandonamos la perfección solicitada para ser querida, admirada, por ultimo y a ultranza lo mas importante ser mirada, abandono a mamá, papá, abuela/o, etc, es la muerte psicológico de ellos en mi y mi nacimiento como individuo libre de las ataduras de los deseos ajenos, para empezar a ser lo que yo deseo ser.

Y me preguntas: y si me equivoco

Te contestó: Pues, esta vez será por ti misma, hasta ahora has vivido transitando el deseo ajeno. Entonces si te equivocas, bravo, estas construyendo tu historia.

5 de Noviembre del 2008


Claudia María

No hay comentarios: