viernes, 24 de julio de 2009

. Soledad.


¡Quien no está preparado para la soledad, tampoco está preparado para la compañía! ¡Es verdad! A veces busco la compañía, pero no precisamente por el gusto de tener a cierta gente a la par, sino por el temor a estar solo.


Estar preparado para la compañía implica no pretender eternizarla, más bien, es saber y aceptar que puede acabar. También es, no creer que obligatoriamente la compañía acarrea alegría, y la soledad, tristeza. La felicidad y la desdicha pueden hacerse presentes, independientemente de si me encuentro o no, con alguien.


Si no estoy preparado para la soledad, veré la compañía de una manera muy nociva; como mi salvación o el único motivo para ser feliz. Eso podría llevarme a creer que si una relación no dura para toda la vida, entonces es un fracaso, lo cual puede provocar el aferrarme a relaciones destructivas.


Extracto del libro "Extrañando a Dina"

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