miércoles, 18 de noviembre de 2009

.DEPENDENCIA EMOCIONAL















Incapacidad de ser autosuficientes o de manejar el sufrimiento, vacíos afectivos y miedo a la soledad son las causas más frecuentes de la dependencia emocional. ¿Cómo evitarla?
Por los Licenciados Lily Fontán y Esteban Craig –Psicólogos y Docentes Universitarios Especializados en Terapia e Integración de la Pareja–.

“No puedo vivir sin ti” es una frase que encierra mucho más que amor. Si quien la dice está convencido de ella, significa que al mínimo intento de abandono por parte de su pareja, amenazará con lanzarse de un octavo piso o que, cuantas veces deba enfrentar una situación sin su compañía, sufrirá de inseguridad crónica aguda.
Estas personas, conocidas como dependientes emocionales, concentran toda su capacidad de experimentar placer o bienestar en lo único que existe en el mundo: su pareja. Viven por y para su “media mitad” y tienen como pensamiento recurrente: “Mi pareja lo es todo”. Creen que el hecho de querer a alguien es suficiente par exigir un nivel de entrega igual. Su particular manera de demostrar su amor incluye interrogatorios tales como: “¿con quién hablas?”, “¿en qué estás pensando?” o “¿te gustó?”.


Son las típicas personas que se molestan si su pareja no sufre un ataque de celos cuando ellas salen a tomarse un trago con un amigo o se demoran más de la cuenta en la oficina. Se caracterizan por su inseguridad e incapacidad para hacerse cargo de su propia existencia.
Detrás de la fachada del amor, la persona dependiente sufre una despersonalización implacable y llega a convertirse en un anexo de la persona “amada”. Cuando el apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño desinteresado, es una forma de rendición.


LA PEOR DE LAS DROGAS

El comportamiento de la persona dependiente es similar al de los adictos a las drogas, pues la ausencia de su pareja les produce síndrome de abstinencia o urgencia de “consumo”. De ahí, que la terapia para tratar los problemas de apego afectivo busque desarrollar el autocontrol suficiente para que, pese a la necesidad de “consumo”, la persona sea capaz de pelear contra las ganas. Es aprender a sacrificar el placer inmediato por la gratificación a largo plazo.
Claro que es normal que una persona enamorada no vea la hora de compartir con su pareja, el problema empieza cuando el bienestar recibido se vuelve indispensable y la urgencia por obtenerlo afecta su desarrollo social, laboral o recreativo. La idea, por lo tanto, no es reprimir las ganas de hablar con el otro y verlo, sino fortalecer la capacidad de soltarse cuando sea necesario.
Una persona dependiente se caracteriza por solucionarle las cosas a los demás, aunque no le hayan pedido su ayuda, porque su incapacidad de conectarse con sus propias emociones y responsabilidades los lleva a asumir las de los demás. Una alternativa para no mirar adentro es mirar al lado y, por eso, se dedican a otros antes que a ellos mismos. Los codependientes tienden a establecer rutinas muy marcadas porque éstas les dan seguridad; y suelen tener dificultad para abrir su corazón y establecer relaciones de intimidad, de ahí que acostumbren tratar superficialmente a quienes les rodean. Siempre tienen una máscara.
El problema de la dependencia es tan frecuente que cerca de la mitad de nuestras consultas obedecen a ese motivo. Son constantes los casos en los que, a pesar de ser evidente que la relación no funciona, sus integrantes son incapaces de ponerle fin. ¿Por qué? Generalmente, por una seria debilidad para manejar el abandono, la pérdida afectiva, la soledad, la ruptura y porque esconden un largo historial familiar de dependencia o de adicciones de cualquier índole.


El dependiente emocional no nace, se hace y, por lo tanto, puede curarse.


VACÍOS POR LLENAR

Aquellos que en sus tres primeros años de vida fueron víctimas de abandono o rechazo por parte de alguno de sus padres tienen dificultades para adquirir seguridad. Además, en muchas ocasiones las personas con esta característica son “egresadas” de familias en las que el guión de vida estipulaba: “sea perfecta, no se equivoque”, “sea fuerte, no muestre sus sentimientos”, “sea prudente, no se arriesgue” y “sea complaciente, no proponga”.
Los vacíos afectivos son uno de los principales detonadores de la dependencia. Una vez tuvimos una paciente bonita y exitosa, casada con un bisexual adicto, que “le ponía los cuernos” y a quien no podía dejar. Una mañana nos dijo que no había podido dormir porque su pareja no llegó esa noche y para ella era indispensable que él le acariciara la cabeza. Eso nos llevó a concluir que, pese a que ella había crecido con muchas comodidades, tenía un gran vacío afectivo que intentaba llenar, de manera inconsciente, con esa caricia. Así trabajamos el abandono y después pudo soltarlo.
Asimismo, una persona que fue sobreprotegida en su infancia, que no aprendió a desarrollar fortaleza y decisión a la hora de enfrentar la adversidad, tendrá temor a la soledad. Otro antecedente está en que a las mujeres se les enseña a ver en el hombre su proyecto de vida. No obstante, lo importante no es buscar culpables sino mirar cómo participa usted en su dependencia.
Aunque la historia familiar, la educación o la sociedad fomenten la dependencia, esta condición enferma, incapacita, elimina criterios, degrada, somete, estresa y desgasta. Declararse no dependiente es promover afecto sin opresión y tomar distancia de lo que pueda causarle daño. El apego es un círculo vicioso: por evitar el sufrimiento, la persona se apega; esto aumenta su nivel de sufrimiento, lo que a su vez la llevará a fortalecer el apego y a sufrir de nuevo. Lo único cierto es que todo en la vida es transitorio y no hay algo fijo a qué aferrarse, pues el cambio es la esencia de la vida.


Depender de la persona a quien se ama es una manera de enterrarse en vida; un acto donde se ofrenda y regala de manera irracional el amor propio, el autorrespeto y la esencia de uno mismo.


POR LA IN...DEPENDENCIA

* El auténtico amor no está infectado de adicción: Olvídese de la creencia de que el desapego es propio de las personas frías e insensibles. No ser dependiente es una manera sana de relacionarse.
* No espere a desenamorarse para terminar una relación: Una reestructuración afectiva real exige superar los miedos ocultos detrás del apego sin dejar de sentir lo que siente por él o ella.
* Bienvenido el riesgo: Las personas arriesgadas tienen más tolerancia al dolor, a la frustración, y pueden encontrar nuevas fuentes de disfrute, más allá de su pareja.
* Usted puede con usted: Para ser autónoma, aprenda a no delegar, a no consultar todo, a equivocarse y a disfrutar de la soledad.
* Primero su autorrealización: Es la manera de aprender a manejar la soledad y el abandono. No distorsione la realidad: Una de las tendencias de los dependientes es negarse a ver la verdad de su pareja y de su relación.
* Entrene su autoestima: Para estar en capacidad de tomar decisiones independientemente de la opinión de los demás.
* Ponga en práctica hábitos “rompedependencias”: Lleve una vida propia, tenga una práctica espiritual y no se enganche en los juegos de ser víctima o salvadora.
* Acuda a un tratamiento: Sugerimos tomar una terapia que abarque las siguientes perspectivas: Biológica: si requiere medicación. Sicodinámica: para que esté dispuesta a sanar las heridas de su infancia. Interpersonal: para superar la incapacidad de decir “no”. Afectiva: para afrontar la baja autoestima. Cognitiva:para que reconozca la idealización que hace de su pareja.


DETRÁS DE LA DEPENDENCIA…

Estas son algunas premisas que dominan el mundo de los dependientes:
* “Soy demasiado para mí”: Las personas dependientes no se consideran capaces de hacerse cargo de sí mismas y necesitan alguien más fuerte sicológicamente, para que les ayude con la tarea.
* Amor eterno: Anhelar una vida de pareja estable no implica apego, pero volverse obsesivo con la ruptura, sí. La historia de estas personas está marcada por rechazos o infidelidades que no han podido procesar.
* “No valgo un peso”: Creen, de manera errónea, que todo lo que piensan y hacen los demás está bien o mejor que lo de ellos. Una persona que no se quiere a sí misma, proyecta ese sentimiento; sin embargo, en cuanto llega una propuesta afectiva y la aceptan, el apego se dispara porque “por fin, alguien se fijó en mí”.
* El bienestar, su religión: A través del sexo, las caricias y la afinidad de gustos, estas personas se apegan a la convivencia. Su incapacidad de afrontar lo desagradable las lleva a ser dependientes.
* Un mal de familia: Una persona no puede modificar aquello que desde su gestación y parto contribuyó a que viniera al mundo con cierta dependencia; no obstante, si lo conoce puede elegir un estilo de vida en el cual su predisposición no actúe en su contra. Además, debe evitar que en la familia se refuerce esa tendencia. La dependencia también se suele dar en los hogares donde hay un adicto.
* El papel del inconsciente: Una trivialización de sus sentimientos, que no fue atendida en su momento, se guarda en el inconsciente; eso le llevará a tener miedo al abandono, ansiedad y urgencia de aprobación y cariño. Pasar del inconsciente al consciente, es la elección para ser autónomo, pero requiere el valor suficiente para revivir lo que en su momento le pareció insoportable.
* “¿Estoy bien? ¿cómo me veo”: Lo que piensen de ellos los demás es uno de los más importantes reguladores de su autoestima.
* Prohibida la frustración: Esperan satisfacer de inmediato sus necesidades y no saben resignarse cuando no hay nada que hacer. Se sienten incapaces de lograr sus metas a partir de sus recursos. Atribuyen sus fracasos a los demás, eso los lleva a crear sentimientos de culpa en los otros o a seducirlos para que hagan las cosas por ellos.




2 comentarios:

Tu Mundo Espiritual dijo...

muy buenooo tmb llevo mas de una hora en tu blog leyendote gracias!

Retroalimentacion del Ser dijo...

Bueno Isis no te hagas adicta jajajajaja...me alegro compartamos las mismas inquietudes...