martes, 3 de junio de 2014

.La sanación profunda del alma.

"La decodificación del inconciente y la importancia de la ternura." La sanación profunda del alma comienza con la aceptación de la dualidad. El integrarla es el resultado de la desintegración de la creencia sobre la que se asienta el ser inconciente, bajo la cual éste deja surgir realmente la sabiduría. El poder ver la creencia, no significa necesariamente que ésta se disuelva, pues muchas veces lo realmente profundo aun queda escondido bajo las llaves del inconciente. Superar el poder de la sombra interna es poder dirigir esa fuerza hacia la conciencia presente, liberándose entonces de la necesidad de defensa o de ataque, que es lo mismo. En el ser profundo, en el ser que integra lo conciente y lo inconciente, se unifica todo lo que es, rebelándose finalmente el maestro que hasta entonces se manifestó así solo en determinadas circunstancias. En resumen, aun considerando su sabiduría, si están leyendo esto es porque están dispuestos a escuchar. Tanto como cualquier ser que encarna, nacen en la materia desde la percepción, real para la misma, sobre la vulnerabilidad, y esto queda solidificado, cristalizado, en todo humano, con especial profundidad en aquellos cuyos vínculos parentales no se relacionaron desde la ternura, el casi tercer componente de la relación entre el niño y cada uno de sus padres. El vínculo afectivo original: niño-madre, niño-padre, presenta una condición sine qua non para el desarrollo saludable del pequeño, y esta es simplemente la manifestación de la ternura. En el ser que esto ha faltado, sea entre el vínculo materno o paterno, o peor aún en ambos, crecen las resistencias, dividiéndose aún más profundamente el conciente y el inconciente. El niño que crece rodeado amorosamente por sus progenitores en cambio, al no necesitar defenderse más que de lo colectivo, construye el inconciente más frágilmente, más saludablemente. Esto que se revela es porque están buscando la respuesta sin esconderse tras la justificación de otra creencia, aún sea sobre la idea del servicio y la espiritualidad. La aceptación que surge del conocimiento es lo que permite que la resistencia pueda finalmente vencerse. El buscar la sanación en otros, parte sabiamente de la necesidad de encontrar la propia. (Estos mensajes los recibimos con algunos colegas) Si logran ver esto en lo que respecta a cada uno, serán más concientes a la hora de manifestarse. El niño herido es hoy un adulto sabio, por lo cual la barrera defensiva ya no tiene fundamento. Respecto al servir a los demás, esto fue así programado desde el espíritu, por lo cual no invalida su buena voluntad. Llegó el momento de decodificar el inconciente, donde bajo y a partir del cual se dará la verdadera unificación en el interior. Del conocimiento surge la visión de la puerta que deben cruzar. El descubrir esto es revelar la clave. Sin embargo, aún será parte de la voluntad el cruzar al otro lado. -.-.-.-.- El mensaje anterior es el prólogo del presente. De cómo se forma el efecto de defensa depende entonces el cerco emocional que los rodea de niños. El ser, carga su aprendizaje en la disolución de este condicionamiento. Correr el cerrojo en busca de la salida del cerco que los atrapa es cumplir con el propósito de la existencia. Ser de un modo más o menos consciente depende del grado evolutivo del alma, regresando entonces a cada encarnación respondiendo a la madurez de la mente que se manifiesta tridimensionalmente. Se seguirá o no, libremente, el camino del aprendizaje, según la voluntad de ejercer su libertad. Cuál es el origen desde el cual cumplen el propósito es lo que acuerdan en el plano espiritual, con cuáles componentes parentales lograrán desarrollarse, se elije también con sus padres. Esto no determina, sin embargo que todos cumplan con su propósito, y éste es el desafío. Dominar las reacciones emocionales desde el plano del espíritu, mientras se manifiestan en la materia no es posible, pues las emociones solo se registran en el plano tridimensional. Vienen con un mandato? Si. Vienen con la vida resuelta? No. Cada uno, padres e hijos crearán según sus capacidades, pero también con su voluntad, la realidad en la que se desarrollará el vínculo. Dejar entonces el lugar en el que se colocan como libertarios (respecto de la sanación de otros), comienza con la propia liberación, creando la realidad a partir de sus elecciones. Estas son complejas y se determinan responsabilizándose únicamente por si mismos. Esto quiere decir que si por conocer la importancia de la ternura la expresan a sus hijos en el beneficio de la salud emocional del pequeño, no funciona. Sin embargo, si la comprensión de esto es a partir de ti y para ti, y lo destinas a tu hijo, el vínculo resultará saludable. Es parte de lo que decimos de ser más que de hacer. Es parte de lo que significa manifestarse desde la libertad. Comenzar a registrar la información para que esta se manifieste sólo en aquellos momentos en los cuales prestan el servicio como puentes de sanación, por ejemplo, no revalida la propia. Centrarse en cambio en la repercusión profunda, íntima, que tiene cada conocimiento adquirido para sí y por sí, es la vía por la cual estas se internalizan. Un espacio que se vacía de la creencia sobre la propia vulnerabilidad, es lo que los conduce a la unificación. El justificativo de que a través del dolor el niño se fortalece es solo superficial. La base real, el colchón desde donde se crea la salud emocional es solo a través de la ternura. A ese ser le resultará muchísimo más simple encontrar su esencia que aquel que construyó fuertes barreras. Capaces de hacerlo son tanto el que construyó un muro de piedra, como el que levantó una pared de papel. Sólo a partir del reconocimiento personal verán colmados sus sueños de libertad, si es que alguna vez la soñaron, quien no se lo plantea no buscará el camino. Durante el proceso de sanación o de comprensión, que es lo mismo, se manejan inevitablemente desde las barreras que levantaron. El romper sólo un ladrillo del dique logra que el agua fluya libremente. Saldrá entonces la corriente de la sabiduría que proviene de todo el conocimiento que se esconde en el alma, dispersándose a partir de si mismos hacia lo colectivo, luego de esparcirse hacia el propio entorno. Por el canal Raquel Baigorria.

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