martes, 4 de mayo de 2010

.Lo Bueno, lo Malo y lo Perfecto.



por Hortensia Galvis

Desde un nivel superior de comprensión, el bien y el mal no existen, son dos caras de la misma moneda. Drúnvalo Melchisedek ilustra este principio de la siguiente manera: "En el proceso de gestación de un bebé, cuando el bien actúa, es la fuerza que acelera y facilita la formación del embrión. Si solo existiera el bien, el bebé estaría listo para nacer en tres meses, pero entonces llegaría al mundo desprovisto de resistencia. Cuando el mal interviene, hace que se retrase y se haga difícil el desarrollo del embrión. Si solo existiera el mal, el bebé tardaría dos años en nacer, lo que sería altamente inconveniente para la madre. Pero cuando ambas fuerzas trabajan juntas, el bebé nace a los nueve meses, que es el tiempo conveniente y perfecto."
La polaridad, o interacción del bien y el mal, forman el núcleo más importante del aprendizaje en tercera dimensión. Y, de la forma en que comprendas la función de estas dos fuerzas, depende la realidad que tendrás que vivir. Una creencia equivocada puede lanzarte a un conflicto permanente, o, la verdad puede hacerte percibir la perfección, permitiéndote conservar tu paz. Las dos opciones están siempre vigentes: 1) De acuerdo a las creencias religiosas tradicionales se establece una lucha irreconciliable entre los dos opuestos, y el enfoque está en combatir el mal, para que el bien prevalezca. 2) Desde la conciencia de totalidad percibes que ambas fuerzas trabajan juntas para crear un punto de equilibrio. Porque, si en tus experiencias humanas solo interviniera lo bueno, no habría retos, permanecerías estático, y no tendrías posibilidad de evolución, o de progreso. Y, si solamente el mal estuviera activado, tendrías muchísimos bloqueos y ninguna forma de disolverlos.
Para todo ser humano es muy útil distinguir cómo operan, y cuál es el propósito de los dos opuestos. Las entidades de polaridad negativa giran en el sentido del servicio hacia sí mismos, e intervienen en la vida de los demás, sin respetar el libre albedrío. La tradición religiosa los llama “Satanás y sus demonios”, y, a quienes tienen forma humana, se les conoce como “magos negros”. Ellos son los encargados de frenar tu desarrollo evolutivo. Si tu respuesta es juzgarlos como “malos”, automáticamente los conviertes en el enemigo, e interpretarás su actuación como un ataque. Si esa es tu creencia, vivirás la experiencia de enfrentamiento y de combate, lo que disparará tus miedos. Una vez te estabilices en esa vibración, que es muy baja, serás perfectamente vulnerable, podrás ser manipulado, y prolongarás esa situación indeseable por tiempo indefinido.
Las entidades de polaridad negativa tienen dos formas de influenciar tu vida: 1) Trabajan sobre tu “ego” amplificando las distorsiones y los aspectos negativos que todavía no han sido superados. Por ejemplo, pueden valerse de la ambición, o de la lujuria para desviarte del camino evolutivo. Alimentan emociones como: la ira, la insatisfacción, el odio, el miedo, la frustración, o la envidia, que bloquean en ti el flujo del amor. También pueden intervenir desde los niveles del pensamiento (cuarta dimensión) para hacer un implante de obsesiones, difíciles de superar.
2) Desde el nivel psíquico estas entidades negativas pueden detectar debilidades en el funcionamiento del cuerpo físico, predisposiciones que están latentes, bien sea por lazos genéticos, o karmáticos. Pueden activarlas y producir una enfermedad, con el objetivo de distraer, o impedir que este ser continúe su retorno hacia la Fuente. Pueden detectar a un ser humano, que ya no obedece al clamor de sus instintos, y al que tampoco se le puede manipular inflando su ego; y entonces procuran removerlo, activando en él algún desequilibrio físico que le ocasione enfermedad, o, si corresponde, llegan hasta provocarle la muerte.
Todo esto sería muy grave, si en este juego cósmico no existieran leyes muy precisas que pusieran límites a la intervención de cada una de estas fuerzas. A las entidades de polaridad negativa se les permite amplificar las deficiencias ya existentes en un ser humano, sea a nivel mental, emocional o físico; pero no tienen poder para introducir ningún elemento negativo que sea nuevo. Por ejemplo: si tú vibras en el amor universal, no pueden manipularte a través del odio. Si no guardas resentimientos, o rencores será imposible reclutarte para una venganza.
El propósito inicial, de las entidades de polaridad negativa, puede ser torcido, pero el resultado de su acción está en orden divino y es perfecto. Ellos son los encargados de mostrarte tus debilidades, para que las conviertas en fortalezas; y, mediante la enfermedad, desencadenan en ti procesos necesarios de limpieza, que aceleran tu transformación. Si deseas continuar tu camino sin mayores retrasos, entonces acepta el reto. Considera que las entidades de polaridad negativa, no existen fuera de ti, sino que son tu sombra, tu remanente de ignorancia, que anhela transformarse en sabiduría. Si, en vez de resistencia, les ofreces: aceptación, integración y gratitud por la oportunidad de superación que te brindan, tendrás a tu favor la mejor arma: el amor incondicional, que es invencible; y vestirás tu escudo de luz, capaz de neutralizar todo su veneno. Créeme, esa es la única forma de protección que realmente está a tu alcance.
Las entidades de polaridad positiva son aquellas enfocadas en la aceptación de lo que es, y en el servicio amoroso hacia los demás seres. En este grupo están los ángeles, los maestros ascendidos, y los humanos que han asumido su camino espiritual. Ellos operan respetando el libre albedrío, y por ello jamás intervienen, a menos que el individuo invoque a Dios y pida ayuda. Si este es el caso, actuando como mensajeros de la divinidad, ellos: 1) Buscan la forma de advertirte de un peligro, y para ello proyectan dentro de ti un pensamiento, un sentimiento, o un impulso repentino. 2) Dentro de las relaciones usan a otros seres humanos como espejos, para mostrarte cuál es tu verdadera realidad interna. 3) Te indican el camino correcto, mediante el fenómeno de la sincronía.
Desafortunadamente, la mayoría de los humanos no son receptivos a su labor desinteresada. Solo después de muchos vaivenes y experiencias de dualidad, muchas de ellas fallidas, adquiere un hombre la madurez para la entrega, y la fuerza para emprender la búsqueda que llevará a convertirlo en un instrumento al servicio de la “Fuente Infinita de Sabiduría”.

1 comentario:

Graciela dijo...

Interesentísima esta entrada!...es que todo aquí es dual, la polaridad existe solo debemos estar atentos para que prime el amor en todo y así sortear las dificultades en que nos mete el "mal" y que el "bien" no se halle vulnerable en medio del caos del "mal"...es un tema para tener muy en cuenta, para prestar atención y comprender bien.
Gracias, me gustó mucho, y lo reeleré las veces que me sea necesario.
Dejo un abrazo