domingo, 11 de julio de 2010

.El lado positivo crisis.



"Si actualmente estás pasando por una situación dolorosa, o estás intentando comprender algo que sucedió hace tiempo, fíjate únicamente en la dificultad en concreto y en cómo reaccionas o reaccionaste ante ella. El siguiente paso es empezar a entender tales reacciones, porque así serás capaz de reducir tu sufrimiento y permitirás que se desarrolle el proceso de transformación.

El dolor, las pérdidas, la enfermedad y la muerte son características fundamentales de nuestra existencia, y su aparición es lo que nos hace cambiar o cuestionarnos cómo somos, en diversos estadios a lo largo de nuestra existencia. Sacan a la luz cuestiones que tienen que ver con el sentido y el objeto de la vida, y de esta forma consiguen que ésta sea más interesante y retadora.

El sufrimiento es el descontento, la negatividad o insatisfacción que a menudo sentimos; unas veces es a causa de un dolor o pérdida, pero otras es también una forma de responder a cualquier dificultad cotidiana. El sufrimiento se refleja en comentarios negativos y quejas, el ruido de fondo que acompaña a muchas personas en su vida diaria.

Concentrémonos en nuestras propias reacciones y en la forma que tenemos de enfocar las cosas, en cómo creamos el malestar, en lugar de simplemente responder a los eventos. Si una persona vive con naturalidad cada momento, entonces no hay quejas, no hay comentarios negativos, no hay reserva.

Tan sólo la concentración mitiga la experiencia del caos mental ordinario. Cuando trabajamos en algo que absorbe nuestra atención, realizamos un ritual o llevamos a cabo cualquier otro tipo de actividad estructurada, dirigimos automáticamente el pensamiento y eso nos hace sentir mejor. Sin embargo, la mayor parte del tiempo somos mentalmente prisioneros del revoltillo de pensamientos desorganizados que nos pasan por la cabeza.

El sufrimiento siempre engloba una fantasía, un temor, un pensamiento o un comentario que se interpone entre la persona y su experiencia real. La fantasía acerca de un dolor, ya sea verdadero o totalmente imaginario, acapara la atención de la persona y la descentra, la aísla. La interposición del descontento o del miedo entre la experiencia y el significado de ésta crea la aflicción que paraliza a la persona. Cuando ésta entiende que es ella misma quien crea ese estado, empieza a darse cuenta de todo el sufrimiento que genera y que es adicional al dolor o pérdida inevitable que se ha producido en su vida. A través de la aceptación y comprensión del verdadero dolor se empieza a desarrollar el conocimiento y la compasión, que son los callados beneficios que se pueden obtener de la adversidad".

Polly Young Eisendrath

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