domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Y cómo sé que me da goce y placer?


Y entonces pregunté: ¿Cómo sé que me da goce y placer?

He perdido la capacidad de sentir-agregué

Me respondió: Haz una lista de todas esas cosas diarias que te encantarían hacer y no realizas. Ahí en la simplicidada diaria nace la desconexión.

Contesté: Sí, sé de que me hablas.

Me encanta sentir concientemente el aire en mi cara. No lo hago.

Me encanta disfrutar del agua cayendo por mi cuerpo cuando me baño. Lo hago rápido.

Me encanta escuchar música. Me olvido.

Me encantan las tormentas eléctricas. Cierro las ventanas.

Adoro el aroma a tostadas. No las hago.

Amor escribir. No escribo.

Adoro los cafés con mis amigas. No tengo tiempo.

Me encanta hacer cursos para el alma. No tengo dinero.

Me apasiona el aroma a pasto húmedo. Lo huelo a las corridas.

Amo reir. No rio.

Amo bailar. No bailo

Mi mar interno es de excusas.

Me contesté: abandoné lo que me gusta para situarme en un continuo displacer y poder echarle la “culpa” a la vida. Me perdí a mi misma dentro de mí.

Me dijo: No, experimentaste la polaridad, ahora que lo sabes que piensas hacer?

Contesté: Todo lo que no hice

Me dijo: De nuevo te sitúas en la polaridad

Te pregunto: ¿ahora que lo sabes que piensas hacer?

Contesté: Ser fiel a mi sentir.

Contestó. Entonces, como dijo Gibran comenzarás a vivir en ese mundo donde por primera vez reirás con toda tu risa, y llorarás con todas tus lágrimas.

Claudia María 29/09/08

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