¿Te atreves? - me preguntó
No – le dije, y se lanzó desde la cumbre con las alas abiertas y
voló. Yo no, yo me quedé viendo, hizo varias maniobras en el aire,
me miró unos segundos y como un disparo desapareció de mi vista,
nunca más le vi.
Decidí quedarme allí por si volvía, había costado tanto hallar ese
sitio, no iba a perderlo, miré a mi alrededor, descubrí materiales
para construir un refugio, los junté y armé un sitio para guarecerme
y esperar a que volviera. Comenzó a caer una fina lluvia por días,
hasta hacerse incontenible, inevitable, donde quiera que me ocultara
llegaba a mojarme, la densa acumulación de tantos días de aguacero,
provocó verdaderos ríos que quebraban la tierra y se lo llevó
todo, me quedé como estaba, pero esta vez derrotado, mojado,
confundido y triste, esperé un tiempo más y cuando todo fue pasando,
apareció un sol muy leve, entre una nubes blancas y un intenso
cielo, entonces miré mis alas, las abrí para secarlas, eran bellas,
las agite lentamente y me elevé del suelo, no sé como lo hice, pero
me elevé, di unas vueltas en el aire, sin alejarme del sitio
conocido, pero una brisa dulce y fresca me atrapó y aunque quise
defenderme, me dejé ir, era tan placentero y terminé lejos del lugar
que había sido mío, lo perdí y estaba perdido, agité otra vez mis
alas y agradecí todo lo que había sucedido, qué bueno que había
pasado todo, ahora estaba allí, en la mitad del cielo y era yo, ése
era yo
¿Te atreves?....... Si tienes todo tan bien planeado, tan bien
ordenado, si estás bien seguro en lo que has logrado, si es mejor
dejar las cosas como están, "más vale un pájaro en la mano...", si
esto era todo lo que habías soñado, ¿para qué más?, si ya tantas
veces lo has arriesgado todo ¿para qué volver a hacerlo?, si te ha
costado tanto.... son miles de razones las que podemos usar para
quedarnos, para permanecer, para que nada se pierda, pero así no es
la vida, si en algún momento decidiéramos quedarnos, detener el
ciclo vital en que todo el universo gira, entonces se habrá
terminado la vida y si no somos nosotros quienes iniciamos los
pasos, será la tormenta, la respetada tormenta que a todos toca con
la humildad de su esencia, sólo son gotas, viento y fuerza.
A veces los cambios adquieren máscaras oscuras, son temores que
arrecian, imágenes borrosas en medio del torbellino en que todo se
pierde, en que todo lo que estaba anclado y era mío y era nuestro,
se devuelve a su origen y, entonces, uno teme, uno no quiere, que
todo se detenga por favor, que no cambie, pero eso ha sido siempre.
Si miro hacia atrás, veo las muchas veces en que hubo cambios
gigantes, revolucionarios, súbitos, violentos, transformaciones
absolutas y todo siguió adelante, fue precisamente gracias a ellos,
que todo siguió adelante, fue gracias a los temidos y no esperados
cambios que surgieron otras formas de vivir la vida, que surgió en
mí, un acercamiento hacia mi propia esencia, si no fuera por todos
esos cambios, no estaría aquí ni diría esto. Y no sólo se trató de
cosas, de espacios o de playas que el mar recuperó del cemento, se
trató también de sólidos principios en que asenté mi ego de manera
definitiva y arrogante y que un día se hicieron humo, ni siquiera
me di cuenta cómo. Agradezco cada cambio, cada tormenta de mi vida,
cada transformación, cada rompimiento de las estructuras, cada vez
que me quedé solo parado en un pie en la mitad de la nada, cada vez
que me morí porque nací de nuevo, empecé otra vez y pude recorrer
cuanto he pasado y hoy puedo entender que estar vivo no es quedarse,
es ser el viajero cósmico que jamás se detiene. Agradezco el
servicio que nos da la tormenta y al pasar de los años, de verdad la
quiero y ahora que se inicia su cadena de trece días, espero con el
alma que haya cambios, que haya pasos, que haya vida, estoy
dispuesto, me entrego, me hace falta, es la fuerza que se genera en
cada uno de manera natural e intensa, que esta onda encantada de la
tormenta te dé la iluminación y la liberación que buscas....... ¿te
atreves?
Estaba la oruga en la crisálida oculta, tibia, protegida, viva y de
pronto todo el rededor se resecó como una hoja y ya no había la
flexibilidad requerida, no había los nutrientes y todo se tornó tan
peligrosamente frágil, de sólo moverse podría deshacerse y dejarla a
la deriva, se acabó la tibieza y todo se hizo de un frío duro, seco,
la oruga temió por su vida, la crisálida se hizo tan pequeña, ya no
cabía en ella y de moverse todo podría destruirse y quedar a la
deriva, lo evitó, nadie podrá negar que lo evitó, cerró los ojos,
dejó de moverse, se contuvo entera, dejó de respirar, pero fue
imposible y exhaló, ocasionando la hecatombe, se abrió un forado
inmenso y de pronto, el miedo se cumplió con toda su terror, quedó
en el aire, a la deriva, abrió los ojos lentamente y vio que no
caía, que un par de hermosas alas de los colores más brillantes la
sostenían en el aire, las agitó y se fue por el medio del paisaje.
DRAGON RESONANTE ROJO
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