lunes, 27 de diciembre de 2010

.EL NIÑO INTERIOR HERIDO.




El niño interior herido representa uno o más aspectos de nuestra personalidad que no se han desarrollado o integrado al ser, debido a los procesos de relación con las figuras parentales ,en primera instancia; y luego con otros vínculos que conforman su mundo de relaciones. Estos vínculos pueden provocar impactos o traumas que quedarán instalados en las profundidades de su inconsciente y no serán percibidos sino hasta que se presenten conflictos, algunos muy graves, en su vida de relación como adultos.
Cuando las necesidades y deseos no son plenamente satisfechos en la infancia o los sentimientos no pueden ser libremente expresados, el niño adquiere una falsa identidad y se aleja de su propio ser y, aunque este pequeño físicamente se convierta en un adulto, en su interior permanecerá ese niño insatisfecho manifestándose con conductas que contaminarán sus relaciones el resto de su vida.
Las conductas o factores contaminantes más frecuentes incluyen: las explosiones de ira, ser abiertamente educado y obediente, hablar con voz infantil, manipular a los demás y poner mala cara. También las conductas adictivas, la co-dependencia, ser inapropiadamente rebelde, las conductas ofensivas, la depresión, el vacío y la apatía, entre otras.
Es necesario, sino imprescindible, rescatar a este niño interior herido para poder convertirse en adultos sanos, capaces de conectarse con sus necesidades y deseos, emociones y pensamientos, de una manera más amplia y consciente. En la técnica de rescate dedicamos la mayor parte del tiempo a las necesidades de desarrollo de la niñez que se vieron descuidadas y a extraer y finiquitar el dolor no resuelto que resultó del abandono, el abuso en todas sus formas, el descuido de las necesidades del desarrollo elementales y los conflictos provocados por problemas en los sistemas familiares.
Al trabajar y rescatar nuestro niño interior herido y hacerlo crecer, logramos conectarnos con el ser esencial o niño maravilloso, quien posee todas las cualidades y potencialidades que fueron ahogadas en la niñez. Es en realidad el niño maravilloso quien nos motiva a realizar el rescate del niño herido ya que este no puede realizar el trabajo de recuperación por estar muy ocupado defendiéndose y sobreviviendo.
Una vez que se experimenta la conexión con el niño maravilloso, se empieza a ver la vida desde una perspectiva más amplia. El niño maravilloso ya no tiene que esconderse detrás de las defensas del ego parar sobrevivir. Ahora puede ver las cosas desde un diferente nivel de conciencia. El niño maravilloso no es un yo mejor, es nuestro verdadero Yo.

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