Para todos los que se sienten raros invocando a Dios o al Poder Superior, sepan que, en nuestro Trabajo Interior en Grupo vamos creando una entidad espiritual que es más fuerte que todos nosotros juntos.
Esta forma espiritual puede ser un campo morfogenético (Rupert Sheldrake) el espíritu de grupo o una fuerza superior que nos trasciende.
De todos modos, se trata de “algo más” que nosotros mismos, que nos ampara y sostiene. Es el puente entre lo denso y lo sutil.
A continuación les copio una definición que permite comprender mejor lo experimentado por todos nosotros.
Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra (Kybalion)
“Allí donde dos o más se reúnan en mi nombre, yo estaré en medio de ellos” dice Jesús. Mateo 18.
El Egregor o Egrégora, es la sumatoria de las energías físicas, emocionales y mentales de dos o más personas cuando se reúnen con cualquier finalidad, o lo que podríamos denominar como un centro de conciencia grupal.
Rizardo da Camino en su diccionario Masónico, dice que es un cuerpo místico que se forma con sus propias propiedades, después de la apertura del libro sagrado, cuando todos se unen con las mentes para el acto de crear.
La clarividencia, lo describe con forma luminosa y majestuosa, la sensibilidad común lo percibe como “aquel clima o ambiente” armonioso, reconfortante y mágico que se manifiesta.
Esotéricamente como un ente primordial formado por una agrupación de almas en un todo de sustancia mental o psíquica. Los antiguos consideraban a la Egrégora un ser vivo con fuerza y voluntad propias generadas a partir de sus creadores o alimentadores pero independiente de las de cada uno de ellos.
En el plano racional se les entiende como formas psíquicas que tienen que ver con estados de conciencia. Es un ser psíquico colectivo, un campo de influencia común, un fluir sutil, invisible que ocupa espacios y que transmite energías creadas por un modo de pensar, de sentir o de actuar de los seres humanos.
Si las personas se reúnen y emiten vibraciones fuertes e idénticas por pensamientos de la misma naturaleza, formarán uno por energía positiva o negativa según sea el género de los pensamientos emitidos, el Egregor creado reaccionará sobres nosotros, es decir, todo impulso vital como pensamientos, sentimientos o emociones, que surge de comunidades produce una reacción en el espacio que provoca la forma psíquica de un Egregor que se establece alrededor de las personas, hogares o templos, por lo que se puede percibir las condiciones y caracteres de los mismos.
Una persona pesimista, producirá un tipo de energía que por ley de afinidad se fijará a su alrededor y se ligará con personas y sitios que tengan su misma vibración.
Los hay Efímeros y Permanentes:
• Los Efímeros, obedecen a impulsos psíquicos o estados de conciencia esporádicos y sin fuerza.
• Los Permanentes, son el resultado de la acumulación de materia psíquica de manera constante por efecto de los estados de conciencia habituales.
Cualquier pensamiento tanto positivo como negativo es energía que sale de nosotros tanto punzante como tersa hacia el mundo exterior. En su camino se unen con otros pensamientos similares de otras personas y se fortifican, una vez que es lo suficientemente fuerte, regresa a quien lo creó, simulando a un bumerang.
El Egregor formado por el poder de los ritos, de las ceremonias litúrgicas y de meditaciones llevadas a cabo regularmente determina estados con gran influencia que afectan el ambiente particular de tales comunidades.
El Egregor es una creación mental con la particularidad de la capacidad de absorción de las energías y expansión de las mismas, oponiendo resistencia a las fuerzas que tratan de destruirle, influye muy directamente en la historia humana estructurando ambientes psíquicos, como el cristianismo de Jesús o el Nazismo de Hitler (en ambos sentidos).
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