domingo, 9 de diciembre de 2012
.Muestrame como bailas.
Te he enviado mi invitación,
la nota inscrita en la palma de mi mano por el fuego de la vida.
No saltes y grites, “¡Sí, esto es lo que quiero! ¡Hagámoslo!”
Simplemente ponte de pie en silencio y baila conmigo.
Enséñame cómo sigues a tus deseos más profundos,
descendiendo en espiral hacia la aflicción dentro de la aflicción,
y yo te mostraré cómo me estiro hacia adentro y me abro hacia afuera
para sentir el beso del Misterio, dulces labios sobre los míos, a cada día.
No me digas que quieres guardar al mundo entero en tu corazón.
Muéstrame cómo te niegas a hacerle daño a otro
sin abandonarte a ti mismo cuando estás lastimado y temeroso de no ser amado.
Cuéntame una historia acerca de quién eres,
y mira quién soy en las historias que estoy viviendo.
Y juntos recordaremos que cada uno de nosotros siempre tiene una opción.
No me digas cuán maravillosas serán las cosas . . . algún día.
Muéstrame que puedes arriesgarte a estar completamente en paz,
verdaderamente bien con la manera en que son las cosas ahora,
en este justo momento,
y de nuevo en el siguiente y en el siguiente y en el siguiente . . .
He escuchado suficientes historias de guerreros con audacia heroica.
Dime cómo te desmoronas cuando golpeas contra el muro,
ese lugar que no puedes atravesar con la fuerza de tu propia voluntad.
¿Qué es lo que te lleva al otro lado de ese muro,
hacia la frágil belleza de tu propia humanidad?
Y después de habernos mostrado cómo hemos establecido y mantenido
los límites claros y saludables que nos ayudan a vivir uno al lado del otro,
arriesguémonos a recordar que nunca dejamos de amar silenciosamente
a aquellos que una vez amamos en voz alta.
Llévame a los lugares de la Tierra que te enseñan a bailar,
los lugares donde puedes arriesgarte a dejar que el mundo te rompa el corazón.
Y yo te llevaré a los lugares donde la tierra bajo mis pies
y las estrellas en lo alto vuelven entero a mi corazón una y otra vez.
Muéstrame cómo te haces cargo de los negocios
sin permitir que los negocios determinen quién eres.
Cuando los niños hayan sido alimentados,
pero aún las voces dentro y alrededor de nosotros griten
que los deseos del alma tienen un precio demasiado alto,
permitámonos recordarnos uno al otro que los asuntos nunca tratan de dinero.
Muéstrame cómo ofreces a tu gente y al mundo
las historias y canciones que deseas que los hijos de nuestros hijos recuerden,
y yo te mostraré cómo lucho no por cambiar al mundo, sino amarlo.
Siéntate junto a mí en largos momentos de soledad compartida,
conociendo tanto nuestra soledad absoluta como nuestra pertenencia innegable.
Baila conmigo en el silencio y en el sonido de las pequeñas palabras cotidianas,
sin abrigar ninguna de ellas en mi contra al final del día.
Y cuando el sonido de todas las declaraciones
de nuestras más sinceras intenciones se haya desvanecido en el viento,
baila conmigo en la pausa infinita antes de la siguiente gran inhalación.
El aliento que nos respira a todos hacia el Ser,
sin llenar el vacío ni desde afuera ni desde adentro.
No digas “¡Sí!”
Sólo toma mi mano y baila conmigo."
Oriah Mountain Dreamer
“El blog de Enriqueta Olivari”.
Etiquetas:
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