martes, 29 de abril de 2014
.Primer arquetipo: El Niño inocente.
El arquetipo del Niño es nuestro punto de partida. El Niño es el arquetipo con que nos identificamos más facilmente, sobre todo, después de varias décadas en las que los libros y talleres sobre el Niño interior han gozado de gran popularidad. este arquetipo condiciona nuestra percepción de la vida, la seguridad, la educación, la lealtad y la familia. Entre sus numerosas variantes se incluyen el Niño Herido, el abandonado o huérfano, el dependiente, el inocente, el natural y el divino. Estas energías pueden surgir como consecuencia de diversas situaciones que hayamos vivido, aunque las características esenciales de todos los arquetips del Niño son la dependencia y la responsabilidad: Cuándo asumir responsabilidades, cuándo resulta saludable la dependencia , cuándo debemos enfrentarnos al grupo y cuándo debemos aceptar la vida en comunidad. Las etapas del crecimiento, que se inicia a los siete años, edad en que empezamos a razonar, pasando por el inicio de la adolescencia, alrededor de los trece años, hasta alcanzar la mayoría de edad representan escenarios de maduración física y espiritual.
Desde el nacimiento hasta los siete años, período en el que somos totalmente dependientes, desarrollamos las primeras habilidades para cuidar de nosotros mismos, de nuestro cuerpo y nuestras posesiones. A los siete años, empezamos a aprender qué significa ser responsable no sólo de nuestras pertenencias, sino de nuestros actos. Entre los siete y los trece años evolucionamos en el aspecto emocional, ya que entramos en contacto con cuestiones que implican una presencia más destacada de la moralidad, la ética, la lealtad y las normas de relación social.
Durante la adolescencia tomamos conciencia de nuestra existencia, de nuestra mentalidad y volvemos egocéntricos. Conocemos, o, mejor dicho, nos obsesiona, nuestro poder mental, la influencia del corazón y la pasión del cuerpo. Son años locos en los que la imaginación de lo que podrías llegar a ser o el temor por no llegar a serlo jamás adquieren un protagonismo absoluto. En el momento en que estás a punto de cumplir los veinte, descubres los aspectos vulnerables de tu personalidad como adulto, así como tus puntos fuertes y tus habilidades. Tomas decisiones vitales y, aunque sin duda cambies muchas veces de opinión o las circunstancias te hagan cambiar de rumbo, ése es el principio de tu verdadero contacto con el mundo de la responsabilidad física al margen de tu grupo. Por último, el poder del espíritu emerge alrededor de los veintiún años, cuando empiezas a ver más allá del aspecto físico de la vida para descubrir el significado simbólico de tus actos. Desde el activismo político y el idealismo social hasta la aventura amorosa y espiritual. Alrededor de los veintiocho años, realizas la transición natural al siguiente ciclo vital como adulto interconectado y responsable. Esta es la manera correcta pero...
El hecho de enfrentartse al arquetipo del Niño que hay en tu interior constituye el inicio de una nueva relación con la vida, un nuevo comienzo. Sin importar con qué aspecto del Niño te relaciones de forma más íntima, este modelo arquetípico te pone en contacto con los recursos sin explorar relacionados con el pensamiento creativo. Ésa es la esencia del Niño inocente: la sensación de que todo es posible.
Como guardián de tu inocencia, el Niño favorece la curación y pone freno al dolor interior del Niño herido. Si te sientes consumido por la psique del Niño herido, rechazado, abandonado o huérfano, necesitas descubrir, o iniciar, una nueva relación o proyecto que te haga apreciar la vida. Pregúntale a tu Niño qué necesita para curarse o sentirse cuidado o querido. Por lo general, el Niño te impulsa a actuar más allá de tus limitaciones o a iniciar una aventura libre de las ataduras de la mentalidad adulta.
Caroline Myss
El Contrato Sagrado
Etiquetas:
Arquetipos,
Emociones,
Espiritualidad,
Jung
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