lunes, 11 de junio de 2012
.¿Por qué me daño?.
Paz, esa es la cualidad que más nos hace falta y que va a acabar con esta guerra interior. Ese lobito somos nosotros, y la ferocidad del lobo es la ferocidad de nuestro carácter, que es arrogancia, orgullo, frialdad, dureza, soberbia, altanería, desprecio, enojo, irritación, intolerancia, todo lo cual nos vuelve violentos, agresivos y nos hace “morder” la mano de quién nos ama. Así es como muchas veces nos hemos hecho daño, incluso a las personas que más amamos. San Francisco representa a nuestro Dios Interior, que también llamamos el Alma, el Cristo Interno, la Chispa Divina, y que es la Sabiduría Amorosa que nos permite identificar la ferocidad y acabar con ella. Somos nosotros los que debemos amansarnos, y nos podemos permitir que esas cualidades destructivas de nuestra personalidad se instalen, diciendo que “así es como somos y no podemos hacer nada para cambiarlo”. ¡Sí podemos, y lo vamos a hacer!
Amansemos nuestro carácter con determinación, manteniéndonos supremamente alertas, atentos, despiertos, observando cada pensamiento, sentimiento, palabra y acción. ¡Puede hacerse! ¡Todos los Maestros de Sabiduría lo hicieron en el pasado y nosotros lo haremos ahora! Tenemos esa maravillosa oportunidad.
Esta afirmación puede ayudarte a mantener el estado de alerta, para que tu lobito interior permanezca en paz. Es como tener un bozal permanente en la boca del lobo: “Yo Soy humilde de corazón. Yo Soy manso de carácter. Yo Soy sensible al dolor de toda vida en todas partes”. Memoriza esta afirmación y repítela como un mantram todas las veces que lo necesites. Vas a ver que el resultado es extraordinario.
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